El ciervo o venado es un animal esbelto, robusto, bien conformado y de porte majestuoso y altivo. Su corpulencia puede variar de modo considerable, siendo la hembra bastante más pequeña que el macho, del que difiere también por el color del manto.
Es muy tímido y miedoso, y no muy astuto ni inteligente. El ciervo es más activo durante el amanecer y atardecer, siendo su periodo de menos actividad el centro del día. Es una especie marcadamente errática, de forma que raramente pasa más de un día en un mismo lugar, sin molestarse nunca en preparar un encame.
El macho suele vivir en solitario, mientras que las hembras, junto con los ejemplares más jóvenes, se organizan en rebaños que pueden ir desde 3 ó 4 ejemplares a más de 20, normalmente dirigidos por una hembra experimentada, que coordina el rebaño manteniendo una rígida jerarquía en la que participan tan solo las hembras más adultas. Este rebaño matriarcal posee un territorio de verano y otro de invierno y ambos son defendidos de la intrusión de otros grupos.
En su desplazamiento, los rebaños adoptan una ordenación lineal que en los grupos de hembras está encabezado por la hembra adulta dominante, seguida del resto, que se sitúan en función de la edad; mientras que en el período de celo el grupo está cerrado por el macho dominante, posiblemente con la función de mantener reunido el grupo.
En Otoño, comienza la berrea y el macho se muestra en extremo egoísta, no piensa más que en su apetencia sexual, olvidándose incluso de comer, por lo que puede perder muchos kilos, entregándose a duros combates con otros machos contendientes, en defensa de su harén o territorio, tratando en algunos momentos a las hembras con violencia. A diferencia del macho la hembra de ciervo, durante todo el año, incluida la época de celo, tiene como principal ocupación conseguir alimento y solo reposa, normalmente pocas horas, en el corto período de tiempo que transcurre entre la ovulación y la cópula.
De hocico a cola: 1,6 a 2,5 metros
Altura en cruz: 1,5 metros
El peso del macho del venado puede alcanzar hasta los 200 Kg, siendo las hembras de un tamaño considerablemente mas pequeño.
Viven un maximo de 20 años, siendo la media de 10.
Excrementos. Son grandes, cilíndricos y algo alargados, aunque a veces aparecen deformados. Suelen acabar en punta por un extremo, la coloración suele ser oscura salvo en ocasiones que ingieren tierra para tomar sales minerales, tornándose entonces el excremento del color de la tierra ingerida. Son fáciles de localizar allá donde haya presencia de ciervos, en praderas donde acuden a alimentarse o en el interior del bosque.
Encames. El ciervo no es muy exigente a la hora de encamarse, simplemente encontraremos hierba aplastada y puede que algún pelo, por lo que sería conveniente soplar el encame. El pelo será de mayor longitud que el del corzo y no ofrecerá mucha resistencia por lo que tirando de ambos lados le partiremos por la mitad sin mucho esfuerzo.
Desmogues. En primavera, una vez que los ciervos han desmogado, es la época ideal para localizar desmogues ya que cuanto más tiempo permanezcan en el suelo, más posibilidades tenemos de encontrarlos roídos por roedores o descoloridos. Sitios ideales para la búsqueda de cuernas son los prados donde acuden a pastar, veredas de paso o puntos de agua como arroyos, gargantas o abrevaderos donde acuden a beber y una vez que agachan la cabeza para saciar su sed o a la hora de saltar el arroyo, la cuerna se desprende.
En sus huellas se marcan perfectamente dos pezuñas de unos 6-7 x 8 cms. en el macho y 4-5 x 6 cms. en la hembra. La huella del pie delantero es más abierta que la de la parte posterior. La huella de la hembra es más afilada que la del macho.